domingo, 20 de agosto de 2017

La oposición venezolana ante el reto de definir un nuevo horizonte estratégico


La oposición venezolana está en un laberinto. La instalación de la Asamblea Constituyente cambia por completo las reglas del juego político en el país. O, peor aún, las elimina de cuajo. Ya el reto no se limita a organizarse para tratar de ganar elecciones. Ahora la disidencia enfrenta el desafío de frenar a un régimen cívico-militar que pretende reescribir la Carta Magna y diseñar un Estado a su medida para perpetuarse en el poder.

Hace poco más de cien días, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) hacía lo que mejor sabe hacer. Los partidos recogían firmas para actualizar sus registros ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). La mayoría se alistaba para los comicios regionales, suspendidos en 2016, y las principales fuerzas ya asomaban los nombres de sus precandidatos presidenciales con la mira puesta en el proceso de 2018.

Pero el chavismo sacudió el tablero. A finales de marzo, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) publicó dos sentencias que en la práctica inhabilitaban a la Asamblea Nacional (AN), detonando así el conflicto total. Denunciando la “ruptura del orden constitucional” y declarada en desobediencia civil, la oposición se lanzó a la calle a principios de abril para encabezar un “levantamiento democrático” contra el presidente Nicolás Maduro.

Cuatro meses después, Venezuela cuenta más de 120 muertos, unos dos mil heridos y 676 presos políticos. Maduro no cedió y redobló la apuesta, activando el 30 de julio una Constituyente “plenipotenciaria” que amenaza con arrasar a la disidencia. La MUD no ha explicado al país cómo abordará esta nueva etapa  y solo ha avanzado que piensa competir en las elecciones de gobernadores, cuya celebración está pautada para diciembre aunque todo dependerá de lo que determine la Constituyente.

La decisión de participar en las regionales ha provocado la separación de la exdiputada María Corina Machado. “Mientras la MUD siga en esa ruta, Vente Venezuela no va a seguir siendo parte de esa coalición. La ruta escogida por la MUD es la rendición, le pedimos a los partidos políticos que rectifiquen”, fustigó Machado, dejando al descubierto las tensiones internas de una alianza que no termina de fijar claramente su hoja de ruta.

Adiós democracia

“La oposición tiene que redefinir su horizonte estratégico porque estamos ante una situación diferente, signada por la deliberada incertidumbre. El gobierno pasó a un nivel de violencia política inédito, se puso el uniforme militar, entonces, cómo cabe aquí una lucha civil y constitucional”, apunta la psicóloga social Colette Capriles.

Capriles destaca que el gobierno de Maduro resolvió “pagar el costo de convertirse en una dictadura cívico-militar abiertamente”. La experta en Filosofía Política observa que la Unidad jugó la carta de la ingobernabilidad promoviendo una movilización de “carácter insurreccional”, y al final solo logró la radicalización del régimen, que con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional (FAN) aplastó las manifestaciones e impuso una Constituyente con la que “cualquier cosa puede pasar”.

Ahora faltan las certezas y abundas las interrogantes para la oposición. “¿Cómo mantenerse apegada a los principios democráticos y constitucionales, de los cuales no se puede separar, para confrontar una dictadura? ¿Debe seguir la vía de la erosión progresiva, la acumulación de fuerzas y la construcción de futuro en términos de posibilidades reales, o presionar para un cambio de gobierno de manera inmediata? ¿Qué capacidad de respuesta se tiene?”, cuestiona la analista.

Capriles sostiene que la MUD necesita superar sus “debilidades organizacionales” y crear un “comando central que tenga la autoridad para construir una línea que genere disciplina”. “Esa coalición que sabe hacer elecciones, tiene que transformarse en una coalición de emergencia, pasar a otro nivel de operatividad. Hay que tener una discusión estratégica”, urge la profesora de la Universidad Simón Bolívar (USB).

Luces y sombras

“Esa discusión estratégica no se ha dado, en los últimos días solo hablamos de las regionales. La MUD requiere un ‘jefe’, alguien que asuma la dirección de esto y nos obligue a dar las discusiones de fondo”, comenta un dirigente consultado por El Tiempo. En esa misma línea autocrítica, otro vocero agrega: “no estamos a la altura del momento. La dificultad para tomar decisiones es lo más preocupante, pues nos tardamos mucho y eso nos hace ver débiles ante la opinión pública”.

El diputado Américo De Grazia advierte que la oposición encara una “situación inédita”, marcada por la lucha contra una “narcodictadura con muchas armas de por medio”.  El representante de La Causa R considera que la Unidad “no puede abandonar el terreno electoral” porque allí reside su “legitimidad” ante los ojos del mundo.

De Grazia resalta que pese a sus fallas internas, la oposición se ha anotado éxitos relevantes en estos cuatro meses. “Acabamos con la polarización, pues ahora 90% demanda un cambio de gobierno. Derrotamos la ‘hegemonía comunicacional’ valiéndonos de las redes sociales. Vencimos a la narcodictadura en el ámbito internacional. Y también le quitamos su legitimidad electoral, tras el fraude que cometieron en los comicios de la Constituyente”, enumera el legislador.

El parlamentario admite que la MUD no tiene una “varita mágica” para solucionar la crisis política, mas aclara que “estamos transitando todos los caminos” para reconquistar la democracia. “Esto requiere de mucho ingenio, mucha creatividad y mucha combatividad. La ayuda de la comunidad internacional es clave, esta pelea no la ganamos solos, tenemos que hilar mucho más fino”, subraya el asambleísta.

Sin claridad

El politólogo Alexis Alzuru opina que el liderazgo de la MUD es víctima de su “incoherencia”. Para ilustrar su punto, el académico indica que hace cuatro meses la Unidad llamó a los venezolanos a respaldar su propuesta “insurreccional” para desalojar a Maduro en el corto plazo, y ahora les pide que crean nuevamente en la vía electoral para conquistar las gobernaciones y posteriormente tratar de llegar a Miraflores.

Alzuru estima que esa “incoherencia” produce un quiebre de la confianza entre la base opositora. “El escenario de hoy no es el de abril. Ahora la oposición invita a una ruta electoral, pero en condiciones de inferioridad jurídica y de poder realmente alarmantes, con una Constituyente conformada por 545 militantes del chavismo”, expone el investigador.

Entre los extremos de la vía electoral y la insurrección, “hay un amplio espectro para trabajar”, señala el profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV). A su juicio, la Unidad debe enfocarse en la resistencia pacífica, entendiendo que es imposible convivir con un régimen que se maneja en el escenario de la violencia y busca perpetuarse en el poder, liquidar a sus adversarios y transformar el modelo de la sociedad venezolana.

“La oposición es una unidad electoral, no una unidad de propósito. Tiene que haber una renovación efectiva de su liderazgo y sus visiones, deslindarse de una vía insurreccional que no llevó a la victoria, y abandonar su zona de confort para acorralar al chavismo. Aquí no se discute la alternabilidad, estamos ante una lucha por el poder. Equivocarse en este momento es hipotecar el futuro de todo el país”, finaliza Alzuru.

Texto publicado en El Tiempo de Bogotá

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