jueves, 2 de abril de 2020

El régimen chavista se sienta cómodamente sobre las bayonetas de su FANB

Padrino López a Maduro: ""Estamos dispuestos a morir, como lo ...
Nicolás Maduro ha atornillado a Vladimir Padrino López en el Ministerio de Defensa

La revolución chavista nació en los cuarteles venezolanos y hoy tiene en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a uno de sus principales puntales para sostenerse en el poder. Cuatro patas tiene la mesa de la alianza cívico-militar, impulsada por Hugo Chávez y continuada por Nicolás Maduro: la partidización de la FANB, la presencia de oficiales en el tren Ejecutivo, la creación de un entramado empresarial castrense y la corrupción desmedida.

A través de modificaciones constitucionales y legales, el oficialismo ha ido diseñando una FANB a la medida de sus intereses políticos. La Carta Magna de 1999, promovida por Chávez, reconoce a los militares activos el derecho al sufragio e incluye entre los objetivos de la institución “la participación activa en el desarrollo nacional”.

El texto fundamental sienta las bases de la alianza cívico-militar al establecer en el artículo 326 que “la seguridad de la nación se fundamenta en la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil”, agregando que ese “principio de la corresponsabilidad se ejerce sobre los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar”.

El fracasado proyecto de reforma de la Constitución, rechazado por la mayoría de los venezolanos en 2007, profundizaba la partidización de los cuarteles. Se transformaba el nombre de la institución -añadiendo el término Bolivariana- y se le describía como “un cuerpo esencialmente patriótico, popular y antiimperialista”. Igualmente, reivindicaba “su participación activa en planes para el desarrollo económico, social, científico y tecnológico de la nación”.

La propuesta redactada por el oficialismo no solo alteraba la denominación de la FANB, sino que sacudía su estructura al incorporar como quinto componente -junto con el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional- a la Milicia Nacional Bolivariana, una fuerza conformada básicamente por militantes del chavismo.

Hugo Chávez: “FANB para la Independencia total de Venezuela” | Ley ...
Chávez se encargó de diseñar una Fuerza Armada a la medida de su proyecto político


Pese a que los venezolanos rechazaron la iniciativa que se sometió a referendo, Chávez y Maduro introdujeron todos esos elementos y otros más por medio de cambios legales. La presidenta de la ONG Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional, Rocío San Miguel, señala que la Ley Orgánica de la FANB ha sufrido seis reformas en 15 años “para divorciarla definitivamente de la Constitución”.

La última modificación fue aprobada el 28 de enero de 2020 por la Asamblea Nacional Constituyente, órgano declarado írrito e ilegal por el Parlamento venezolano, Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos. El texto en cuestión suma a la Milicia Nacional Bolivariana como quinto componente de la FANB, lo define como “especial” y estipula que “depende del Presidente de la República y Comandante en Jefe de la FANB”. Además, apunta que la institución se sustenta en valores antiimperialistas y antioligárquicos.

Verde y rojo

Más que militares, militantes. La cúpula castrense no disimula su simpatía por el proyecto chavista. Muy por el contrario, la exhibe a los cuatro vientos. “¡Soldado bolivariano, decidido y convencido de seguir construyendo la patria socialista!”, se presenta en Twitter el ministro de Defensa, general en jefe Vladimir Padrino López, mientras que el jefe del Comando Estratégico Operacional de la FANB, almirante Remigio Ceballos Ichaso, proclama en sus redes: “Chávez vive, la patria sigue. Bolivariano, zamorano y socialista”.

Esa lealtad e identificación con el oficialismo se refleja en la composición del Gabinete ejecutivo. La ONG Control Ciudadano resalta que en la actualidad casi un tercio del tren ministerial (29,41%) está en manos de militares. En noviembre de 2017 esa cifra se remontó a 43,75% y desde 2014 el promedio se ubica en 32,68%.

La cúpula militar se declara chavista y socialista

No solo es un tema de cantidad. Altos oficiales de la FANB controlan puestos clave en la Administración Pública. El general de la Guardia Nacional Bolivariana, Manuel Quevedo, ocupa el Ministerio de Petróleo y Petróleos de Venezuela (Pdvsa), corazón de la maltrecha economía venezolana. En estos momentos carteras como Alimentación, Agricultura y Tierra, Interior y Justicia, Desarrollo Minero Ecológico, Hábitat y Vivienda, y Obras Públicas están bajo la batuta de uniformados.

En julio de 2016, Maduro nombró al responsable de Defensa jefe de la Gran Misión Abastecimiento Seguro para combatir la escasez de alimentos, y dispuso: “Todos los ministros y ministras, todas las instituciones del Estado quedan bajo el orden y la subordinación absoluta del Comando Nacional de la Gran Misión Abastecimiento Seguro, bajo el mando del Presidente de la República y bajo el mando del general en jefe, Vladimir Padrino López”.

Entre 2012 y 2016, 52% de los gobernadores provenía de los cuarteles, según Control Ciudadano. La cifra bajó a 30% para el periodo 2017-2021 con tres antiguos titulares de Defensa: los generales en jefe Jorge Luis García Carneiro y Henry Rangel Silva, y la almiranta Carmen Meléndez Rivas.

Maduro declaró el 11 de diciembre de 2015: “He dado una orden para implementar un plan bien pensado, detallado, para que (los militares) regresen a sus puestos de mando y a filas activas en cada componente, los compañeros que han ido a la Administración Pública a prestar sus servicios a la patria. Es momento de regresar a la fuerza para traer más unión”. Pero hoy la presencia verde oliva no se limita a ministerios y gobernaciones, sino que es visible en todo tipo de organismos y misiones que no tienen nada que ver con su formación y experiencia.

Uniformados C.A.

Al tiempo que avanzan en la estructura del Estado venezolano, se ha ido formando un entramado empresarial que responde directamente a la FANB.

El artículo 25 de la Ley de la FANB aprobada por la Constituyente que encabeza el capitán Diosdado Cabello, aborda el concepto de “zona económica especial militar” en estos términos: “El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, podrá decretar la creación de Zonas Económicas Especiales Militares, definidas como el espacio geográfico donde se identifican y ubican potencialidades, condiciones generales y especiales para realizar actividades productivas endógenas, sustentables y sostenibles dirigidas por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en unión cívico militar, con el objeto de satisfacer sus necesidades básicas, contribuir con el fortalecimiento de la industria militar y con el desarrollo nacional, dentro del ámbito de influencia de los Ejes de Desarrollo Económico Estratégico establecido por el Ejecutivo nacional”.

Al instalar en mayo de 2019 una zona económica militar en el estado Aragua, Maduro expresó que “la FANB se convertirá en un poder económico que beneficiará no solo al cuerpo castrense sino al pueblo, incentivando la producción nacional en perfecta unión cívico-militar, al servicio del verdadero desarrollo nacional con la generación de empleos y alimentos”.

Antes de que Chávez asumiera la Presidencia de la República en 1999, tan solo existían seis empresas militares. Ya con la revolución chavista a todo vapor, se crearon otras 13 entre 2005 y 2017, de acuerdo con la ONG Control Ciudadano. Adicionalmente, llega a 20 el número de fundaciones, servicios autónomos, oficinas coordinadoras, institutos y fondos que guardan relación con la FANB.

Ahora los militares tiene un banco (Banfanb), una constructora (Construfanb), una agropecuaria (Agrofanb), un canal de televisión (TVFanb), complejos industriales, corporaciones de transporte, vehículos y tecnología, una empresa de neumáticos, una imprenta (Imprefanb), un fondo de inversión llamado Negro Primero, y la que puede ser la joya de la corona: la Compañía Anónima Militar para las Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg).

Camimpeg tiene por objeto “todo lo relativo a las actividades lícitas de servicios petroleros, de gas y explotación minera en general”, reseña la Gaceta Oficial del 10 de febrero de 2016. La página web del Ministerio de Defensa dice que pretende “ser una empresa líder de servicios petroleros, gasíferos, y mineros de referencia nacional e internacional, con los más altos estándares para desarrollar el potencial industrial y económico, con base al aprovechamiento óptimo, que ofrecen los recursos naturales estratégicos agotables y no renovables, de manera autónoma, eficiente y responsable”.

De esta manera, Maduro mete de lleno a los militares en el negocio más lucrativo que ofrece Venezuela, cuya suerte cada vez está más atada a las riquezas que esconde su subsuelo.

Patrón del mal

La ONG Transparencia Venezuela afirma que la República Bolivariana se ha convertido en el prototipo de la “gran corrupción”, debido a que en estos 21 años de régimen chavista se han tomado decisiones y aplicado políticas públicas que han propiciado la conformación de un “Estado criminal”.

La investigación ha permitido identificar doce elementos que delinean el patrón de la “gran corrupción”. Uno de ellos es el “control cívico-militar”: “En Venezuela se registra una fuerte presencia de militares en el Estado y en todas las esferas de acción pública. Se encuentran a cargo de empresas propiedad del Estado, gobernaciones, embajadas y ministerios. La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas llegó a afirmar, en julio de 2019, que en el país ha aumentado la militarización de las instituciones del Estado. Este grupo ha expandido su participación en los espacios de negocios en los que existe mayor riesgo de corrupción”, advierte Transparencia Venezuela.

El primer gran caso de corrupción que enfrentó el régimen chavista tuvo como protagonistas a altos jerarcas militares con el Plan Bolívar 2000, programa social que se lanzó para combatir la pobreza. A partir de ese momento, prácticamente todos los escándalos provocados por el saqueo al erario público han mezclado dos factores: dólares y charreteras.
Detienen a Víctor Cruz Weffer, jefe del Plan Bolívar 2000
Cruz Weffer fue señalado por las irregularidades del Plan Bolívar 2000
La Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi), quizás el mayor símbolo del desfalco a la nación, fue presidida por el general Manuel Barroso, quien pese a todas las acusaciones en su contra siguió escalando posiciones en la FANB hasta llegar a ser agregado militar de la embajada de Venezuela en Brasil.

La cartera de Alimentación, en el ojo del huracán por denuncias de sobreprecios, pago de comisiones, contrabando y otras irregularidades que habrían costado miles de millones de dólares al país, ha tenido 11 ministros militares desde 2004. En la lista destacan los generales Rodolfo Marco Torres, Carlos Osorio Zambrano y Félix Osorio Guzmán.

Marcos Torres -ex titular de Economía y actual gobernador del estado Aragua- y Osorio Zambrano -presidente de la Corporación Venezolana de Minería-, recibieron una sanción política del Parlamento por las supuestas desviaciones halladas en sus respectivas gestiones. Por su parte, Osorio Guzmán se desempeña como rector de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y se declara en sus redes “patriota, socialista, humanista, antiimperialista y radicalmente chavista”.

“De los seis presidentes que ha tenido la estatal Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), tres han sido militares sin experiencia en el área: el general de división Hipólito Izquierdo, el teniente Jesse Chacón y el mayor general Luis Motta Domínguez. Se han militarizado las plantas eléctricas y aun así el gobierno asegura que las instalaciones han sido víctimas de sabotajes”, cuestiona Transparencia Venezuela. Aquí la corrupción y la ineficiencia han dejado a oscuras a todos los venezolanos, que llevan diez años sufriendo los rigores de la crisis eléctrica.

Sin embargo, tal vez el señalamiento más grave contra la FANB acaba de ser ratificado por la Junta Internacional para el Control de Estupefacientes, ente vinculado con Naciones Unidas, que en su último informe anual revela: “Hay indicios de que, en la República Bolivariana de Venezuela, los grupos delictivos han logrado infiltrarse en las fuerzas de seguridad gubernamentales y han creado una red informal conocida como el ‘Cártel de los Soles’ para facilitar la entrada y salida de drogas ilegales”. El nombre de “Soles” hace referencia a la insignia que portan los generales venezolanos en sus hombros.

“Que nadie se equivoque con la FANB (...) somos los hijos de Chávez”, exclamó Padrino López, también vicepresidente sectorial de Soberanía Política, Seguridad y Paz, en su saludo de fin de año el 31 de diciembre de 2019. Con su nuevo lema “leales siempre, traidores nunca”, la cúpula militar estrecha sus lazos con el ala civil del chavismo y mantiene a flote a un régimen con el que comparte principios, poder, intereses y negocios.

martes, 31 de marzo de 2020

El coronavirus acelera la lucha por el poder entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó

El coronavirus paraliza al mundo, pero no detiene la batalla política en Venezuela. El régimen de Nicolás Maduro y la oposición liderada por Juan Guaidó no se dan tregua. Cada frente intenta usar la pandemia para sus fines: los unos para terminar de imponer su modelo de dominación. Los otros para conquistar la transición democrática. Ambos intentando propinar el zarpazo final para superar un conflicto que también se extiende sin remedio.


Una sociedad atemorizada y escondida en sus hogares. El Ejército y los cuerpos de seguridad desplegados en las calles. Los medios de comunicación repitiendo el mensaje oficial. Restricciones. Toque de queda. Decretos inapelables. Lejos de ser una enfermedad, la Covid-19 ha significado toda una inyección de fuerza para la revolución chavista.

Washington ha establecido desde 2015 una serie de medidas punitivas contra el régimen chavista no solo por su deriva autoritaria, sino por su presunta vinculación con el narcotráfico y organizaciones terroristas. Igualmente, la Unión Europea ha impuesto castigos a 26 dirigentes civiles y militares del oficialismo, entre quienes resalta Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Cerca de 60 naciones, encabezadas por Estados Unidos, las potencias europeas y la mayoría de América Latina, consideran que Maduro “usurpa” el poder tras declararse ganador de unos comicios viciados en mayo de 2018, y reconocen al jefe del Parlamento, Juan Guaidó, como el legítimo Presidente encargado de la República Bolivariana.

El gobernante chavista difunde abiertamente las teorías de conspiración que atribuyen a la Casa Blanca la creación del coronavirus para atacar a China, al tiempo que acusa y tacha de irresponsables a sus archienemigos regionales, los mandatarios Iván Duque y Jair Bolsonaro, por no contener la pandemia en Colombia y Brasil. Siempre enfatiza que los primeros casos que se registraron en el país, fueron “importados” de Europa, Colombia y Estados Unidos.
Desde el poder ya diseñan la realidad que vendrá una vez se levante la cuarentena. La denominan “normalidad relativa y vigilada”, sin ofrecer mayores detalles. “Normalidad relativa y vigilada, con medidas especiales. La vida no será la misma hasta que aparezcan las vacunas a esta enfermedad”, ha reiterado Maduro, asomando que las limitaciones se prolongarán en el tiempo.
El oficialismo prescinde de voceros técnicos. Nadie sabe el nombre del Ministro de Salud. En su lugar, el portavoz es el titular de Comunicaciones, Jorge Rodríguez, habitualmente encargado de revelar supuestas conspiraciones y magnicidios. Por estos días, Rodríguez alterna sus denuncias de golpes de Estado con los informes sobre el avance de la Covid-19, siempre aderezados con loas al socialismo y la revolución bolivariana.
Maduro solicitó 5 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI), que como era previsible desestimó en cuestión de horas la petición. El mandamás chavista incorporó esta negativa a su discurso contra el “bloqueo” de Estados Unidos, afirmando que la administración del presidente Donald Trump está “persiguiendo a todos los barcos y aviones que tratan de traer comida o medicinas a Venezuela”.
Cura total
Guaidó comenzó pegando en la debilidad de su rival. Recordó que él sí cuenta con la aceptación necesaria para conseguir la ayuda internacional. Así quedó demostrado en la reciente gira que le llevó a estrechar las manos de la canciller de Alemania, Angela Merkel, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, y el propio Trump, entre otros líderes occidentales.
Luego, nombró una comisión de expertos y la puso a disposición de la Fuerza Armada Nacional, aún leal al régimen, para atender la crisis. Y por último redobló la apuesta y llamó a la conformación de un “gobierno de emergencia nacional” sin Maduro en el palacio de Miraflores.
“Para evitar miles de muertes, necesitamos financiamiento internacional, el cual nadie dará a Nicolás Maduro, quien es desconocido por el mundo y acusado judicialmente por cargos de narcotráfico y terrorismo internacional”, espetó el mandatario interino.
Hasta el lunes 30 de marzo, Venezuela contabilizaba 135 casos y tres muertos por coronavirus. Sin embargo, la República Bolivariana está en una posición de extrema vulnerabilidad por la emergencia humanitaria compleja provocada por el régimen chavista, con una economía en recesión, empobrecimiento generalizado, hiperinflación y colapso de los servicios públicos. Este cuadro ha empeorado por el desplome de los precios del petróleo, casi única fuente de ingresos de Caracas.
El desafío de Guaidó estuvo precedido por el anuncio del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que el jueves 26 de marzo presentó cargos criminales por narcotráfico y terrorismo contra Maduro, Cabello, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, y buena parte de la cúpula oficialista. No contentas con esto, las autoridades norteamericanas le pusieron precio a la cabeza del gerifalte chavista: 15 millones de dólares.
Consultado sobre la pertinencia de esta acción en medio de la pandemia, el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, expresó: “Este es un buen momento porque el pueblo de Venezuela está sufriendo. La mejor manera en que podemos ayudar a Venezuela en este momento es librar al país de esta camarilla corrupta”.
Sin cuartel
El oficialismo ha respondido cerrando filas, desatando la operación “Furia Bolivariana” para hostigar a diputados opositores en sus propias casas, y amenazando a Guaidó con cárcel. “La justicia les va a llegar a todos. Operación ‘Tun-Tun’ -allanamientos policiales- a todos los terroristas, a todos los violentos y conspiradores. A ti te va a llegar la justicia, no te pongas a llorar por las redes sociales”, exclamó Maduro evitando mencionar el nombre del líder del Parlamento.
Este martes 31 de marzo el fiscal general chavista, Tarek William Saab, citó a Guaidó para que comparezca el jueves en el marco de la investigación de un presunto complot urdido por el mayor general retirado Clíver Alcalá Cordones, quien el sábado se entregó a la justicia colombiana y posteriormente fue extraditado a Estados Unidos. Antigua figura del chavismo que después pasó a la disidencia y se marchó al exilio, Alcalá Cordones está involucrado en la misma causa que los tribunales norteamericanos abrieron contra Maduro por narcotráfico.
Minutos después de la intervención de Saab, el foco de atención se trasladó a Washington, donde el secretario de Estado, Mike Pompeo, ratificó su respaldo a Guaidó y su plan de instalar un “gobierno de emergencia nacional”. Pompeo aseveró que la presión económica continuará hasta que el régimen acepte una “verdadera transición democrática”, y sentenció: “Maduro nunca más gobernará Venezuela”.
“Que el usurpador asuma su responsabilidad y acepte la oferta que le ha hecho la comunidad internacional. Varios de los suyos han entendido que es la única opción para superar la crisis. Y nosotros vamos hacer todo para preservar la vida de nuestra gente”, disparó Guaidó en Twitter, sugiriendo que factores del chavismo estarían sopesando la idea de sacrificar a Maduro.
El canciller chavista, Jorge Arreaza, reaccionó de inmediato para despejar toda duda. “Ellos pueden decir lo que quieran, cuando quieran, como quieran pero las decisiones en Venezuela, se toman en Venezuela, con sus instituciones y su Constitución. Nosotros no estamos tutelados por Estados Unidos”, aseveró.
Dicen que la Covid-19 cambiará al mundo. Quizás también sacuda y transforme a la atribulada República Bolivariana. A un escenario explosivo, afectado por la emergencia humanitaria compleja, la caída de los precios del petróleo y las sanciones norteamericanas, ahora se suma un inesperado detonante: la pandemia. En la pelea por el poder en Venezuela, no hay distanciamiento social que valga. La lucha es cuerpo a cuerpo.

Nota publicada en Yahoo! Noticias

lunes, 6 de enero de 2020

Maduro, hambre y miseria: la peor década en la historia de Venezuela

El éxodo marcó esta década para Venezuela. Foto: Vincent Tremeau/Acnur

Una cifra resume el periodo comprendido entre 2010 y 2019 para Venezuela: 4,6 millones. De acuerdo con las últimas estimaciones de Naciones Unidas, ese es el número de venezolanos que ha huído del país en medio de la peor crisis política y económica jamás sufrida por la que fuera una de las naciones más ricas del planeta en el siglo pasado.

Estadística de carne y hueso que representa cerca de 16% de la población total y marca una década donde se han registrado picos históricos de hiperinflación, devaluación de la moneda, escasez de alimentos y medicinas, homicidios, colapso de los servicios públicos y destrucción del aparato productivo.

“Si se considera que Venezuela era la sociedad más sedentaria del continente desde el siglo XIX, estamos ante un testimonio aterrador. En especial si recordamos que no han ocurrido catástrofes naturales en el territorio, ni guerras civiles”, advierte el profesor Elías Pino Iturrieta, individuo de número de la Academia Nacional de la Historia.

El Instituto Brookings, centro de pensamiento radicado en Washington, indicó que el éxodo que sacude al país sudamericano solo es comparable con el enfrentado por Siria. “La crisis de refugiados venezolanos es una de las más grandes en la historia moderna, y si las tendencias actuales continúan, podría haber hasta 6,5 millones de venezolanos viviendo fuera del país para 2020 (según las estimaciones del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados)”, recoge el informe publicado por los investigadores Dany Bahar y Meagan Dooley.

Pino Iturrieta subraya que “los que quieran levantar el telón de la diáspora, para comprenderla cabalmente, deben saber como ocurrió en el período el desmantelamiento de la República, es decir, una guerra triunfal del régimen chavista contra el entendimiento de la cohabitación que se había establecido en Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX”.

Bomba atómica

Suele decirse que Venezuela entró tarde al siglo XX, tras la muerte del dictador Juan Vicente Gómez en 1935. Quizás hoy puede afirmarse que esta década comenzó oficialmente a las 4:25 de la tarde del martes 5 de marzo de 2013. Ese día se anunció la muerte del comandante Hugo Chávez, hecho que partió en dos la historia contemporánea de Venezuela.

La revolución chavista tomó el poder, gracias al voto popular, en febrero de 1999 y su fundador expiró cuando se disponía a asumir un tercer mandato en el palacio de Miraflores con miras a completar 20 años en el poder de forma ininterrumpida. 

En su último mensaje a la nación, Chávez nombró como sucesor a su vicepresidente Maduro, quien fue declarado ganador de las elecciones del 14 de abril de 2013 con una ventaja de apenas 223.599 votos (1,49%) sobre el opositor Henrique Capriles Radonski, quien denunció una serie de irregularidades en el proceso. Pese a las críticas y reclamos, el chavismo se aferró a la silla presidencial abriendo de par en par la caja de los truenos en este decenio.

Maduro, el hombre que hizo estallar la bomba. Foto: AP/Matías Delacroix

“Se puede decir que Chávez construyó la bomba de la catástrofe y Maduro la hizo explotar”, detalla el politólogo Luis Salamanca. “Chávez puso en práctica políticas propias de las primeras décadas del siglo XX, muy usadas por los gobiernos comunistas (expropiaciones, confiscaciones, controles de precios, en fin, una economía de comando) agregándole un clientelismo masivo y su proverbial militarismo, armando así la receta con la cual destruiría prácticamente todo lo que los venezolanos habíamos construido”, acota el analista.


Maduro se presenta como “el hijo de Chávez” y protector de su legado. Partiendo de esa premisa, Salamanca observa que lo ocurrido en esta década es la continuación y profundización de un modelo que persigue “la conquista del poder total en Venezuela”. “La primera década fue de conquista y control del poder por vía democrática, la segunda ha sido de utilización de ese poder para retenerlo por vía no democrática”, apunta el experto.

Golpe a golpe

El índice de la democracia del semanario inglés The Economist identificaba a Venezuela en 2010 como un régimen “híbrido” con una valoración de 5,18 sobre 10. Ocho años después, descendió al nivel de régimen autoritario con 3,16 puntos. La pésima evaluación no sorprende si se toma en cuenta que actualmente los principales partidos de la oposición están ilegalizados, con sus líderes inhabilitados, presos o en el exilio, y que entre 2013 y 2018 cerraron 115 medios de comunicación, según el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa.

Maduro ha aplastado a sangre y fuego las protestas en su contra. En 2014, unas 43 personas murieron en el marco de manifestaciones que demandaban su salida del poder. Un año después, la oposición arrasó en las elecciones parlamentarias alcanzando los 2/3 de la Cámara, pero de inmediato el líder chavista utilizó el Tribunal Supremo de Justicia para neutralizar al Poder Legislativo. En 2017 sus detractores se echaron a las calles para defender al Parlamento y el régimen instaló una “plenipotenciaria” Asamblea Constituyente y volvió a responder con mano de hierro, dejando más de 120 fallecidos, miles de heridos y decenas de presos políticos.

La represión manchó de sangre las calles. Foto: AP/Fernando Llano

El golpe final lo propinó Maduro el 20 de mayo de 2018, declarándose ganador de unos comicios presidenciales que fueron boicoteados por la oposición y que han sido calificados de fraudulentos por Estados Unidos, las potencias europeas y la mayoría de la Organización de Estados Americanos (OEA). Pasando por encima de estos cuestionamientos, el gobernante sigue en el poder con el respaldo de una Fuerza Armada que se proclama “chavista” y “socialista”.

“Lo característico de los seis años de Maduro es la instauración definitiva de un sistema político dictatorial”, asevera Salamanca, quien ha acuñado el concepto de “dictadura evolutiva” para describir este fenómeno. “Es evolutiva porque se ha construido durante 20 años, no es como la dictadura que llega por golpe militar de la noche a la mañana, y aparece cuando la camarilla chavista está a punto de perder el poder democráticamente. Es una dictadura por socavamiento de la democracia y no por derrocamiento”, explica el politólogo.

En picada 

La hiperinflación en Venezuela entre enero y noviembre de este año llegó a 5.515,6%, según cálculos del Parlamento. Aunque parezca increíble este número podría considerarse “positivo” si se recuerda que el índice de precios al consumidor en todo 2018 se disparó hasta alcanzar la cifra récord de 1.698.844,2 %, de acuerdo con los cálculos del Poder Legislativo.

El tipo de cambio oficial amaneció el viernes 20 de diciembre en 47.167, 49 bolívares por dólar. “Por décadas y hasta el 18 de febrero de 1983, el dólar estuvo a 4,30 bolívares. Hoy pasó de 43.000. En el ínterin le quitaron 8 ceros a la moneda (las reconversiones de Chávez en 2008 y de Maduro en 2018). En total son 12 ceros. Es decir, que hoy se cumple el hito de haber aumentado el precio del dólar un millón de millones de veces”, escribió el 4 de diciembre en su cuenta Twitter el economista Ricardo Hausmann, profesor de la Universidad de Harvard.

La patronal Fedecámaras informó en julio que desde 1998 el sector privado de la economía se ha reducido en 60%. “En Venezuela en 1998 había 620.000 empresas, hoy apenas quedan abiertas unas 250.000”, comentó el presidente del gremio, Ricardo Cusanno. Peor ha sido el desplome de la producción petrolera, único motor de la economía venezolana, que en este mismo periodo cayó de 3,4 millones de barriles a unos 630 mil barriles por día, cortando drásticamente el flujo de caja del Estado.

La empresa privada se hundió al grito de "¡exprópiese!" Foto: La Verdad


Los constantes apagones - en marzo de este año prácticamente todo el territorio nacional se quedó a oscuras por seis días-, el racionamiento eléctrico y la escasez de combustible en el país con las mayores reservas de petróleo en el mundo, han paralizado el aparato productivo. 

El salario mínimo mensual equivale a 6 dólares, mientras el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores estima que el costo de la canasta básica de alimentos que requiere una familia se ubica en 142 dólares al mes. “Esta última década ha sido una montaña rusa cuyo pico estuvo en 2013, pero a partir de ese momento comienza una caída propia de un país en guerra que provocó la pérdida de 2/3 del Producto Interno Bruto (PIB), con un ambiente de hiperinflación desde 2017 que complica aún más la situación para los venezolanos”, sostiene Henkel García, director de la firma Econométrica.

Con hambre

El sociólogo Luis Pedro España, experto en el estudio de la pobreza en Venezuela, opina que esta década está atravesada por una palabra: “desigualdad”. “Para poder sobrevivir, el gobierno de Maduro pasó de su socialismo del siglo XXI al capitalismo salvaje más primitivo, desmontando todas las políticas sociales y arrojando como saldo la profundización de la desigualdad”, describe el investigador de la Universidad Católica Andrés Bello.

Un informe redactado por los sociólogos España y María Gabriela Ponce precisa que “para 2014 el 10% de los hogares más pobres captaba el 2,1% del ingreso total, mientras que el decil más rico concentraba el 30%”. Tres años más tarde, apuntan los expertos, “el decil más pobre reduce su participación a menos de la mitad captando solo el 0,7% del ingreso total, mientras que el decil más rico duplica su participación al concentrar el 61% del ingreso de todos los hogares”.

La pobreza azota al pueblo venezolano. Foto: AP/Rodrigo Abd


“Los resultados para Venezuela del año 2017, con un Coeficiente Gini de 0,681, nos ubica sin duda alguna como el más desigual de la región, por encima de Haití , en el continente reconocido como uno de los más desiguales del mundo”, sentencian España y Ponce.

Nueve de cada diez familias no cuentan con los ingresos suficientes para comprar alimentos, según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) realizada por las universidades Central de Venezuela, Católica Andrés Bello y Simón Bolívar. El análisis determinó que entre 2015 y 2018 pasó de 41% a 51% la cantidad de familias venezolanas hundidas en la pobreza multidimensional, que mide estado de la vivienda, funcionamiento de los servicios básicos y acceso a educación, empleo y protección social. Si solo se valora la variable ingresos, hasta 2017 la pobreza golpeaba a 87% de los hogares venezolanos.

“Venezuela perdió 3,5 años en la esperanza de vida al nacer, algo asociado a las condiciones de desarrollo y bienestar de la población. Solamente los países de la Federación Rusa durante la crisis de disolución de la Unión Soviética o Camboya luego de la guerra tuvieron una situación similar, lo que indica cuan grave es la situación”, expresó la demógrafa Antiza Freitez, coordinadora de la Encovi, en declaraciones reseñadas por la cadena CNN en Español.

La violencia criminal también se ha ensañado contra la población. El Estudio Mundial Sobre el Homicidio divulgado por Naciones Unidas en julio pasado concluyó que Venezuela fue el país de Sudamérica que registró más muertes violentas en 2017, con una tasa de 57 homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes. En el caso de Caracas, la tasa remonta a 122 homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes. 

¿Fin de ciclo?

Venezuela cierra esta década con dos “presidentes”. Maduro continúa despachando en el palacio de Miraflores, desde donde maneja los hilos del Estado con el respaldo de la Fuerza Armada y una alianza internacional encabezada por Cuba, Rusia, Irán, China y Turquía. 

En la otra esquina se encuentra el jefe del Parlamento opositor, Juan Guaidó, que el 23 de enero se juramentó mandatario encargado de la República y ha contado con el reconocimiento de Estados Unidos, las potencias europeas y la mayoría de los miembros de la OEA, que acusan al líder chavista de haber cometido fraude en las elecciones del 20 de mayo de 2018.

Juan Guaidó, jefe del Parlamento, Presidente interino y (pen)última esperanza

Washington, la Unión Europea y los gobiernos latinoamericanos que conforman el Grupo de Lima han venido aplicando sanciones para tratar de asfixiar al oficialismo, pero hasta la fecha no han tenido éxito. El castigo más duro ha sido impuesto por la Casa Blanca, a través de restricciones a la estatal Petróleos de Venezuela y la congelación de activos de la nación en el exterior, lo que ha llevado a Maduro a denunciar un “bloqueo económico” y culpar al “imperialismo” de todos los males que afligen a los venezolanos.

Ya termina esta década. ¿Con ella hallará fin el conflicto venezolano? “Hay tres caminos abiertos, no uno solo. El camino de la consolidación de la dictadura ejecutiva, el camino de la transición hacia la democracia, y un tercer camino que puede ser de ‘estira y encoge’, es decir, el estancamiento político dentro de la crisis social y económica”, responde el politólogo Salamanca.

Al historiador Pino Iturrieta le cuesta ser optimista. “De una trama homogénea en términos de civilidad se ha pasado a una duplicidad en el manejo de los poderes públicos que no permite vislumbrar una solución inmediata, y que auspicia el crecimiento del despoblamiento generalizado de una sociedad que se ufanaba de su pertenencia al ‘paraíso’ para terminar en el sendero de una dolorosa peregrinación”.

Nota publicada en Yahoo Noticias el 30 de diciembre de 2019