domingo, 5 de junio de 2016

El peluquero de María Gabriela Chávez forma parte del cuerpo diplomático venezolano


María Gabriela Chávez junto al embajador Rafael Ramírez en Naciones Unidas. Crédito: Cara Anna/AP

El aspecto de un embajador dice mucho de su país. Es necesario, entonces, que los diplomáticos cuiden siempre la imagen que proyectan. Quizás por esa razón, María Gabriela Chávez, hija del difunto presidente Hugo Chávez y representante permanente alterna de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), incluyó a su estilista en el servicio exterior de la República Bolivariana.

El estilista lleva por nombre Eibar Jesús Caraballo Morín. Por sus manos han pasado la miss Universo 2013, María Gabriela Isler, la animadora Dayra Lambis, miss Venezuela 2002, Mariángel Ruiz, la presentadora Daniela Kosán, la última promoción de las famosas chicas Polar y, también, María Gabriela Chávez, entre otras.

El 21 de febrero de 2013, María Gabriela Chávez – quien defiende los intereses patrios en Nueva York desde agosto de 2014- publicó en su cuenta en Twitter (@Maby80) una foto de ella que generó cierto revuelo en las redes sociales, pues algunos consideraron que exhibía un look propio de una modelo o figura del espectáculo. La hija del comandante acompañó la gráfica con el siguiente mensaje: “Gracias al excelente trabajo de @eibarmakeup ahora dicen que me operé la nariz. Gracias mi bichi. Te quiero”.

El dueño de la cuenta @eibarmakeup es Caraballo Morín, quien le respondió por esa misma vía: “@Maby80 jajajajajajajaja. Ya no encuentran qué inventar. Yo también te quiero mi bichi Hermosa”.
Caraballo Morín ingresó oficialmente al Ministerio de Relaciones Exteriores el 27 de marzo de 2015, según consta en la página del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). De acuerdo con este registro oficial, su último salario es de 2.671,80 bolívares.

¿Cómo este destacado profesional del maquillaje terminó incorporándose a la Cancillería venezolana y en qué consisten sus funciones junto con la embajadora Chávez en Nueva York? Esta interrogante se le planteó a través de Facebook a Caraballo Morín, quien se limitó a contestar: “No tengo nada que hablar al respecto. Espero no ser grosero, pero es un tema que ya cerré y del que no quiero hablar por ahora. Lo que sí adelanto es que ya yo no trabajo con nadie adicto (sic) al Gobierno”. Sin embargo, su estatus en el IVSS es de trabajador “activo” en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Familia global

El sobrino del magistrado Calixto Ortega está al frente del Consulado de Venezuela en Nueva York. Crédito: Albaciudad.org


Pocos diplomáticos de carrera, muchos personajes de confianza. Así está compuesto el servicio exterior venezolano, lamentan funcionarios de Casa Amarilla que se ven desplazados por ex diputados oficialistas, antiguos ministros y militares retirados.

No obstante, las fuentes consultadas advierten la agudización de otra “desviación” del sistema. El personal que se ha formado en Cancillería no solo resulta afectado por la extendida cuota política de la revolución, sino que también sufre el ascenso de los familiares de dirigentes emblemáticos del chavismo.

El cónsul de Venezuela en Nueva York es Calixto Ortega. Que se llame igual que el magistrado de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia no es casualidad. Se traja del sobrino del también ex parlamentario oficialista. La diferencia solo está en el segundo apellido. El juez es Ríos, el funcionario del Gobierno es Sánchez.

Rosalba Gil Pacheco, esposa del legislador Darío Vivas (PSUV-Vargas), está al frente del Consulado en Boston. Gil Pacheco, quien se desempeñó como directora de Protocolo en la Asamblea Nacional, fue objeto de una inhabilitación dictada por el difunto contralor Clodosbaldo Russián el 24 de enero de 2007, debido a presuntas irregularidades administrativas durante su gestión como secretaria del Cabildo Metropolitano. Por cierto, Yadira Russián, hija del antiguo contralor, es cónsul en Oporto.

El gobernador del estado Zulia, Francisco Arias Cárdenas, tiene a su hermano Sergio Ramón encargado del Consulado en Cúcuta, al tiempo que su hijo Jesús Javier Arias Fuenmayor ejerce como embajador en Costa Rica.

Glenna Cabello, ministra consejera de la embajada de Venezuela en Francia, es hermana del primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, mismo parentesco que comparten el gobernador del estado Aragua, Tareck El Aissami, y la jefa de la legación criolla ante el Reino de los Países Bajos, Haifa Aissami.

La cónsul general de segunda en Hamburgo, Rebeca Ortega Suárez, es sobrina de la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz; la ministro consejero Laura Medina, hija del ex canciller Alí Rodríguez Araque, cumple funciones en la embajada de Alemania; y María Marcela Khan Fernández, ministro consejero en Roma, es hermana del “chino” José Khan, quien ha sido diputado, titular de Industrias Básicas y Minería, presidente de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) y de la Corporación Venezolana de Minería, miembro del directorio del Banco Central de Venezuela (BCV) y hasta jefe de la extinta Comisión de Administración de Divisas (Cadivi).

Sofía Teresita Maniglia Meléndez, hija de los almirantes Orlando Maniglia y Carmen Meléndez, ingresó a Cancillería en enero de 2014 y desde esa fecha se desempeña en la delegación de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) en París. En lo que sería una versión bolivariana del eje franco-alemán, mientras la joven de 27 años está en la capital gala, su progenitor representa a la nación en Berlín.

Otra dupla padre-hijo en el servicio exterior venezolano está desplegada en América Latina. El cónsul en La Habana, Julio Marcelino Chirino, tiene a su vástago Julio Ramón Chirino como embajador en Montevideo.

La periodista Marianella Salazar reveló en 2006 que Yolanda Adela Rojas Urbina y Angiolina Michelena, ex esposas del antiguo fiscal general y actual embajador en Italia, Isaías Rodríguez, ocupaban cargos diplomáticos en España y China, respectivamente. Una década más tarde, Rojas Urbina permanece en el Consulado de Bilbao.

La revolución bolivariana está casada con la “patria grande” y las relaciones con esta zona del mundo son un tema conyugal. El viceministro para América Latina y el Caribe, Alexander Gabriel Yánez Deleuze, incluyó en ese despacho a su esposa Marisela Rojas para coordinar los vínculos con Suramérica.

De todo


El exministro Orlando Maniglia está en Berlín y su hija en París.


El PSUV cuenta con una “bancada” en el servicio exterior. Los ex diputados rojos Alfredo Murga (Paraguay), Hayden Pirela (Dominica), Filinto Durán (Honduras), José Francisco Javier Arrúe (Nicaragua), Alberto Castellar (Brasil), Imad Saab Saab (Siria) y Mario Isea (España) figuran entre quienes cambiaron su curul por una embajada. Por su parte, Ricardo Capella  representó al estado Yaracuy en la Asamblea Nacional y ahora es cónsul en Barcelona, España. Además, es hermano del exministro de Salud, Roger Capella.

Iván Zerpa no fue legislador, pero tuvo una larga experiencia como secretario de la Cámara, siempre al lado del presidente Nicolás Maduro y su esposa, Cilia Flores. Zerpa está de embajador en China y es el padre de Simón Zerpa, quien ha dirigido el Fondo Chino, el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), el Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes) y es viceministro de Inversión para el Desarrollo.

Si –como repite incesantemente el chavismo – la República Bolivariana es víctima de una ofensiva internacional, tres ex ministros de la Defensa ya tomaron sus puestos de combate: el citado Maniglia, Lucas Rincón (Portugal) y Diego Molero Bellavia (Perú). En el pelotón también resaltan Jesse Chacón Escamillo (Austria), Jorge Luis Durán Centeno (Panamá), Alí de Jesús Uzcátegui Duque (República Dominicana), Wilmer Barrientos (Canadá), Carlos Eduardo Martínez (Argentina) y Arévalo Méndez (Chile).

El expresidente del Tribunal Supremo de Justicia, Iván Rincón Urdaneta (Colombia), el antiguo defensor del pueblo, Germán Mundaraín (Vaticano), y los ex ministros Yuri Pimentel (San Vicente y las Granadinas), María Urbaneja (México) y Nora Uribe (El Salvador) continúan luchando a la distancia para demostrar que, pese a colas, escasez e inflación, el modelo socialista no fracasó.

Corrección: En la primera versión de este trabajo se indicó que el cónsul en Nueva York, Calixto Ortega Sánchez, es hijo del magistrado Calixto Ortega Ríos, pero en realidad es su sobrino.

Nota publicada en El Estímulo

martes, 17 de mayo de 2016

Capriles Radonski: "Maduro tiene que irse por la puerta de atrás, con la revocatoria de su mandato"



El gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, advierte que el video que corre por las redes sociales que muestra la agresión de la que fue víctima el miércoles 11 de mayo en las calles de Caracas, está incompleto. “Esa fue la primera oportunidad, pero en total a mí me echaron gas en la cara tres veces ese día”, comenta el dirigente de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Luego del último ataque, perpetrado por funcionarios policiales que impedían el paso de la marcha que encabezaba con destino al Consejo Nacional Electoral (CNE) en el centro de la ciudad, Capriles Radonski confiesa que por un momento temió haberse quedado ciego. “No veía absolutamente nada”, relata. Sin embargo, a la media hora pasaron los efectos del gas pimienta y recuperó la visión.

Con los ojos despejados y bien abiertos, el excandidato presidencial señala que en este momento solo tiene en la mira un objetivo: la celebración, este mismo año, de un referendo revocatorio para echar del poder al mandatario venezolano, Nicolás Maduro.

- Está claro que el referendo revocatorio no es un asunto de días hábiles y reglamentos, sino de voluntad política. ¿Tiene la Unidad Democrática la fuerza suficiente para ejercer presión y quebrar la resistencia del Gobierno?
- También es de cumplimiento de unos requisitos. El revocatorio está en la Constitución. El revocatorio se podrá realizar si el país lo impone, no solamente la Unidad. El 70% de los venezolanos quiere revocatorio, porque queremos una solución a la crisis que estamos viviendo. Pero ese 70% tiene que movilizarse, porque el Gobierno no quiere y el CNE se está inventando requisitos para que no haya revocatorio. Yo sí creo que el revocatorio será este año, tiene que ser este año. Una cosa es que el Gobierno no quiera y otra cosa es que los venezolanos decidan que sí quieren. Sí, vamos a tener que sortear más obstáculos, ya empezaron a dilatar, la “operación morrocoy”, pero igual pasó el 6 de diciembre, cuando el Gobierno decía que ganaría las elecciones parlamentarias “como sea” y perdieron por paliza.

- Para llegar a la primera planilla –que, en teoría, es el procedimiento más sencillo- diputados tuvieron que encadenarse en el CNE, y hubo agresiones y heridos. Avanzar en este camino puede costar encarcelamientos y hasta muertes. ¿La oposición está dispuesta a correr esos riegos?
- Estamos llevando todo este proceso con una altísima responsabilidad. Nosotros no somos golpistas, los golpes los dan los militares. Nosotros somos demócratas, luchamos con la Constitución y la movilización del pueblo. Si el Gobierno pretende matar, la responsabilidad será del Gobierno. Este es un Gobierno dispuesto a cualquier cosa. La responsabilidad penal es personalísima. Si nosotros estamos pidiendo elecciones, no es culpa nuestra. No es que nosotros nos estamos saliendo de la Constitución, estamos buscando un atajo y el Gobierno tiene que tomar medidas. No, el Gobierno se está saliendo de la Constitución y las leyes, y si lo hace ellos serán los responsables y tendrán que pagar por los crímenes que cometan.

- Qué responde a quienes señalan que como la oposición no pude hacer respetar su triunfo en la AN, ahora está corriendo la arruga hacia un nuevo proceso electoral. ¿Qué garantiza que ahora sí sabrán defender la voluntad popular?
- Hay gente que pide a la oposición algo que no es la oposición. La oposición no tiene tanques de guerra, fusiles, armas. Ni las tiene ni las vamos a tomar porque nosotros no somos esos, somos unos demócratas que frente al tiempo histórico que vive el país nos hemos planteado derrotar democráticamente a un Gobierno que no es democrático. Para poder lograrlo, se necesita la unión. Entonces, ¿que nos ha faltado movilización y reaccionar frente a lo que está pasando con la AN? Sí, y eso es una autocrítica. No es un problema solamente de los diputados, es un problema de todos los venezolanos que elegimos esa AN. Esa AN tenemos que acompañarla, defenderla. El revocatorio ayudará a que efectivamente el país pueda empezar a tener instituciones, que la AN pueda hacer su trabajo. Lo que le falta al Tribunal Suprema de Justicia es declarar inconstitucional la Constitución. En cuatro meses que lleva la AN, ha dictado 14 sentencias en su contra. ¿Qué hacemos frente a eso? Allí está el revocatorio, vamos a tener que hacer que el Ejecutivo termine de cambiar. Si se logra el revocatorio, cambiará el Ejecutivo, tendremos un nuevo Gobierno y empezarán a cambiar los poderes en nuestro país.

- Parece imposible alcanzar una solución política si no hay diálogo entre las partes. ¿Existe algún diálogo tras bastidores o, al menos, la posibilidad de que se inicie ese proceso?
- Aquí nunca ha habido un proceso de diálogo, porque el Gobierno pretende convertir el proceso de diálogo en que tenemos que hacer lo que ellos quieren. O te la calas o te la calas. Eso no es un diálogo. El diálogo pasa por respetar la Constitución, las leyes de la República, la AN, que no haya presos políticos. Aquí no ha habido diálogo ni público ni tras bastidores.

- Hace un par de semanas corrieron rumores sobre un posible diálogo…
- ¿Con la iglesia?

- Sí.
- Ojalá.

- ¿Ha avanzado?
- Que yo sepa, en nada. Ojalá se avanzara. Así como 70% de los venezolanos quiere revocatorio, 70% de los venezolanos también quiere diálogo. Uno no excluye al otro. Si tú me preguntas en qué debería existir el diálogo hoy, respondo, vamos a revocatorio. Me dices, viene la Iglesia. Punto único de la agenda: revocatorio este año. Porque la solución a la crisis en Venezuela es consultando al pueblo. Venezuela no tiene futuro con Maduro.

- Luego de la carta que envió el papa Francisco al presidente Maduro, ¿cómo interpreta y qué espera de la visita del canciller del Vaticano, monseñor Paul Richard Gallagher, a Venezuela este 24 de mayo?
- Que ayude en ese proceso. La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) va a cambiar, está cantado. El presidente Ernesto Samper (secretario general de Unasur) o corre o se encarama, tendrá que ver cómo asumirá la nueva realidad política en la región. Ya se acabó la complicidad, el hacerse la vista gorda frente a los atropellos, Unasur guardando total silencio. ¿Qué le pedimos a Unasur? Revocatorio. Qué le pedí yo a Luis Almagro (secretario general de la Organización de Estados Americanos), cuando conversé con él en estos días por teléfono: la solución de Venezuela está en la Constitución, artículo 72, queremos revocatorio. Nos pidieron 195 mil firmas para iniciar el proceso, recogimos 2,6 millones. Las entregamos en horas Allí tienen todo. No quieren revocatorio, no quieren salida democrática. 
¿Qué quieren, entonces, un golpe de Estado, un estallido social? No lo queremos nosotros. Viene el enviado del Papa. ¿Qué le vamos a pedir? Revocatorio. Que el Gobierno destranque y que entienda que tiene que someterse a un proceso electoral. Fíjate cómo son las cosas. En Brasil, la presidenta Dilma Rousseff en todo este proceso pide consulta al pueblo. ¿Qué pide Maduro? No le consulten al pueblo. Para que veamos las contradicciones, las diferencias. Aquí queremos que le consulten al pueblo, que es lo que dice la Constitución. No estamos pidiendo más nada.

-¿Y la renuncia?
- Cualquier venezolano le puede pedir la renuncia a Maduro, pero es su derecho. Él es el que decide, la renuncia es un acto voluntario. Yo no le estoy pidiendo a él algo que dependa de él. El revocatorio es una opción para el pueblo, para él –una vez activado- es una obligación. No puede obstaculizarlo, eso está en la Constitución. Si él tranca esa vía, qué viene después, qué ocurre en una situación de tensión como la que vive el país. Venezuela es una bomba que puede explotar. Esa es la realidad que se vive en las calles de nuestro país, una tensión social que todos los días crece. El revocatorio significará que las tensiones en el país bajen, esperando un proceso electoral donde el pueblo con su madurez política buscará una solución. Esa solución permitirá elegir un nuevo Gobierno para generar confianza en el país, y vamos a empezar el proceso de recuperación económica de Venezuela.

Capriles Radonski fue agredido con gas pimienta en la marcha del 11 de mayo. Foto:AP


- Usted dice que lo peor que puede pasar es un estallido social o un golpe militar; sin embargo, esas pueden ser las cartas que juegue el Gobierno del presidente Maduro, consciente del control que tiene sobre la Fuerza Armada Nacional (FAN). ¿Cómo evitar esos escenarios?
- La gran pregunta sería: ¿el país acompañaría un golpe del Gobierno, estaría dispuesto a aceptar un autogolpe? Pienso que no. El revocatorio busca evitar cualquiera de esos escenarios. La FAN está muy dividida, fragmentada, no es verdad que está cohesionada, compacta, imposible que lo esté frente a la crisis que vive el país. A veces, la imagen que se hace la gente de la FAN es lo que ve en la cúpula militar corrupta que forma parte de la cúpula del Gobierno, entonces, los ven con discursos muy maduristas, muy gobierneros. Hay gente que se deja llevar por ese discurso de ese enchufado de la cúpula y cree que toda la FAN es así, pero no es así. 
El Gobierno puede pasearse por esos escenarios, la pregunta es si tiene la fuerza para lograrlo. Pienso que no, ni el país lo acompañaría. Quizás el Gobierno juega al estallido porque cree que en ese escenario, distinto al golpe, puede estar en una posición privilegiada para administrar el estallido y con ello colocarse en una posición de control absoluto del país, mientras deja a un lado cualquier tipo de proceso electoral porque hay un escenario de conmoción y revuelta. Creo que jugar a eso es muy peligroso porque un estallido social barre todo, incluyéndolos a ellos. El Gobierno subestima la situación social del país, cree que Maduro puede seguir saliendo en cadena diciendo tres estupideces y que esto puede mantenerse así. También difiero de eso. El país es una bomba, si estalla, nos estalla a todos. ¿Qué debemos hacer? Evitar que estalle. ¿Cómo lo evitamos? Referendo.

- El tuit que envió el encarcelado líder de Voluntad Popular, Leopoldo López, reconociendo su esfuerzo por el revocatorio, ¿puede interpretarse como una especie de tregua luego de las diferencias públicas que han sostenido?
- Nunca ha habido algo como para una tregua. Hemos tenido posiciones distintas y eso es normal. La gente no tiene que asustarse porque haya diferencias. Lo importante es que las diferencias siempre se resuelvan con debate, propuestas, no que terminen en un tema de guerra sucia entre grupos. Eso sería ponernos de espaldas al país. Aquí se necesita el esfuerzo de todos, de Leopoldo López, del alcalde Ledezma, de Rosales, son 70 presos políticos que hay en el país. El revocatorio no es mío, le pertenece al pueblo venezolano. 
¿Que yo fui el proponente? Aquí nadie está buscando un premio para ver quién lo propuso primero. Las agendas individuales hay que ponerlas a un lado. Este no es el momento, aquí no estamos decidiendo quién será candidato, ni el Presidente de la República. Aquí estamos decidiendo si Venezuela sigue en esta situación o si cambiamos a Venezuela. ¿Quién va a ser después? No tengo duda de que la Unidad tendrá cómo resolver eso. Hay sectores interesados siempre en generar intrigas, rencillas que no existen. Las diferencias y las coincidencias se conocen. No hay forma de lograr un cambio en Venezuela que no incluya a los pobres. Allí es donde he puesto todo mi trabajo y esfuerzo. Hay gente en la oposición que no lo ve así, que no le gusta meterse para los barrios. Para mí, allí es donde está el reto más grande que tiene este país en las próximas décadas, que es cómo Venezuela reduce la pobreza.

- Usted propuso el revocatorio. Si gana, seguro se colocará en una buena posición para liderar el país. Pero si fracasa…
- No es un cálculo individual. En las luchas, en la vida, se gana y se pierde. Si logramos el revocatorio, lo ganamos. El revocatorio es una victoria del pueblo, eso lo sabe el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), por eso ellos no quieren revocatorio. El PSUV prefiere irse del poder por un golpe, por algo que pase. Maduro preferiría irse por un golpe, por eso juega a trancar la vía popular, porque sabe que la vía popular es un adiós para siempre. Maduro tiene que irse por la puerta de atrás, no podemos dejar que se victimice, tiene que irse por la puerta de atrás, que es la revocatoria de su mandato. Mi proyecto no es yoísta, personalista. Creo que la clave de lo que viene en Venezuela es desmontar ese personalismo, ese yoísmo, y tener un proyecto colectivo, el proyecto y el Gobierno de todos. Esa es la clave, no el caudillo y la reverencia. Dentro de la oposición también hay de eso y no lo comparto. La clave en la vida es que si usted pierde, debe saber levantarse. A mí me ha tocado caerme y levantarme, y aquí estoy. Voy a dar todo para que este país tenga el cambio que quiere la mayoría de los venezolanos.

sábado, 14 de mayo de 2016

¿Los venezolanos se acostumbraron a vivir mal?



El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) destaca que en los primeros dos meses del año se registraron 1.014 protestas y 64 saqueos en todo el país. La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, informa que su despacho investiga 74 casos de linchamientos que han cobrado la vida de 34 personas entre enero y abril. Y, todavía, hay gente que dice que en Venezuela “no pasa nada”.

“Tenemos un fantasma en la memoria que es el ‘Caracazo’”, comenta la psicólogo clínico Yorelis Acosta, investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la Universidad Central de Venezuela. Con el nombre de ‘Caracazo’ se conoce a las protestas violentas ocurridas entre febrero y marzo de 1989 contra el Gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, que dejaron centenares de muertos y desaparecidos.

Desde hace 27 años, el debate público venezolano ha estado marcado por aquellos acontecimientos y muchos esperan el advenimiento de un segundo ‘Caracazo’, más ahora que el país presenta los peores indicadores económicos y sociales de los últimos 50 años, con una tasa de inflación oficial que alcanzó 180,9% en 2015.

Sin embargo, Acosta cree que mientras los expertos discuten sobre la posibilidad de un gran reventón popular, en el terreno ya se suceden diariamente “mini-explosiones” que carecen de articulación pero demuestran la agudización del malestar general ante la crisis.

“Son dos tiempos no comparables, 1989 y 2016. Tenemos un Gobierno que muestra las garras, que reprime, pero pienso que ya estamos viviendo ese estallido. No podemos decir que los venezolanos nos hemos acostumbrado a esta situación”, advierte la académica, que sustenta su afirmación en el aumento de las protestas ciudadanas por la escasez de comida y los cortes eléctricos, entre otros males.

Acosta considera que en la actualidad se desarrolla un “nuevo formato de protestas”, menos multitudinarias, que tratan de evitar la violencia y se concentran en demandas particulares. “El Gobierno nos llevó a preocuparnos por las necesidades más básicas, retrocedimos en materia de civilidad”, subraya.

La irritación popular avanza sin conducción política ni organización. La profesora del Cendes estima que los partidos políticos de la Unidad Democrática deben remozar sus convocatorias para conectar con el sentimiento de las mayorías. “Hay un sufrimiento muy grande, es una tragedia en cámara lenta”, observa.

Paralizados

Para comprender el comportamiento del pueblo venezolano ante la llamada revolución “bolivariana”, el psicólogo Axel Capriles cita, precisamente, al Libertador en Angostura: “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle (…)”.

“Si comparamos los niveles de vida entre la Venezuela de 1998 (antes del ascenso del chavismo) y la actual, es evidente que nos hemos adaptado poco a poco a situaciones que eran anteriormente impensables. No creo que nos hayamos resignado, en el sentido de que la mayor parte de la población repudia la situación actual y espera que el Gobierno y el país cambien, pero hemos sido, sin duda, sumamente pasivos”, analiza Capriles.

El autor de La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo y Las fantasías de Juan Bimba, aclara que “nuestra condición no difiere de las de otras naciones. Mientras más pobres y míseros son los pueblos, más dependientes son y más se someten al poder”.

Una expresión salta de boca en boca en las conversaciones entre los venezolanos: “¡este país no aguanta más!” ¿Será así? Capriles tiene esta respuesta: “La gente acumula humillaciones y penurias, y la olla de presión, por lo general, no estalla de manera autónoma. Lo que vemos en la historia de las revoluciones y alzamientos contra el poder, es que es preciso que exista un liderazgo político que de ilación política al descontento popular. Se requieren agitadores para movilizar a la gente hacia un objetivo político. Y en eso, el liderazgo de la oposición ha sido tremendamente complaciente, débil”.

El experto opina que la oposición venezolana “ha desaprovechado el altísimo nivel de descontento” que existe, y afirma que “si no hay canalización de la energía colectiva hacia un fin particular, el estallido popular será un acto invertebrado y deshilvanado”.

Bomba de tiempo

“Durante el dominio del comunismo en Europa del Este nadie podía imaginarse, para citar solo dos ejemplos, que gobiernos tan poderosos y represivos como los de Erich Honecker, Alemania Oriental, y el de Nicolae Ceausescu, Rumania, serían derrocados por unos pueblos que durante más de cuarenta años habían sido sometidos por los aparatos de seguridad del Estado policial que esos regímenes dictatoriales habían levantado”, recuerda el sociólogo Trino Márquez.

El doctor en Ciencias Sociales indica que tampoco nadie previó la irrupción del “Caracazo” en 1989. No obstante, insiste, las condiciones y los tiempos son distintos. “Quienes se montaron en la ola de violencia popular desatada en febrero del 89 formaban parte de algunos de los grupos y partidos que hoy se encuentran en el Gobierno. En aquel momento había en los anaqueles muchos productos que podían saquearse (ahora no); y, lo más importante, los dirigentes de la Unidad Democrática rechazan la violencia y propician una salida pacífica, democrática, electoral y constitucional a la crisis. En cambio, quien estimula la violencia por diferentes vías es el Gobierno”.

Márquez concluye que “en las condiciones actuales que vive Venezuela, no puede descartarse que se produzca eventualmente una explosión social de proporciones gigantescas. El pueblo no se ha habituado a vivir en medio de las restricciones impuestas por el régimen. De hecho, todos los días hay mini-estallidos: saqueos, asaltos de camiones cargados de víveres, peleas en las colas, cierre de calles y autopistas, y protestas de distintos tipos. Es imposible prever cuando esos mini-estallidos pueden transformarse en un macro-estallido”.

sábado, 30 de enero de 2016

Maduro vs Obama: duelo de palabras

¿Qué puede surgir del choque de una nube chavista y una nube imperialista? Seguramente, una copiosa lluvia de sílabas. A mediados de enero de 2016, los presidentes Nicolás Maduro y Barack Obama presentaron sus mensajes anuales frente a sus respectivos parlamentos. Lo que se presentará a continuación son las “nubes de palabras” que destacan los términos más utilizados por ambos líderes políticos en sus discursos.

El venezolano habló por más de tres horas. El norteamericano, solo 59 minutos. El líder bolivariano jamás mencionó la palabra “corrupción”. En cambio, en 21 oportunidades nombró al fallecido comandante Hugo Chávez y en otras 16 al jefe de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup.

El vocablo “inseguridad” tampoco brotó de los labios del dignatario criollo. Sí se refirió en una sola ocasión a la “violencia criminal”, dijo tener planes para combatirla y se excusó de no ofrecer mayores detalles para “ir al elemento que creo central y más importante de la respuesta que tenemos que dar a la situación económica”.

Para Obama, se trató de su último discurso sobre el Estado de la Unión. Este año serán las elecciones presidenciales en Estados Unidos y en 2017 la Casa Blanca tendrá otro inquilino. En el caso de Maduro… su periodo constitucional llega hasta 2018.

Aquí está la "nube de palabras" del discurso pronunciado por el presidente Nicolás Maduro el 15 de enero de 2016 ante la Asamblea Nacional:

Y aquí la "nube de palabras" que dejó el mensaje sobre el Estado de la Unión ofrecido por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el 13 de enero de 2016 en el Congreso norteamericano:



sábado, 2 de enero de 2016

Chúo Torrealba: "Está en marcha una crisis que puede acabar con el país"

Jesús Torrealba resta dramatismo al debate "Maduro sí, Maduro no". (Foto tomada de Descifrado.com)


“Chúo” sigue. Antes del 6 de diciembre, Jesús Torrealba declaró que tras las elecciones parlamentarias abandonaría la secretaría ejecutiva de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para retomar sus tareas y proyectos como comunicador popular. Sin embargo, ahora el fundador de “Radar de los Barrios” se da un nuevo plazo y confirma que se mantendrá al frente de la coalición opositora para encarar una etapa que –presume – puede ser una de las más críticas en la historia de la República.

“Estaré al servicio de la Unidad el tiempo que la Unidad considere que sea pertinente y útil que yo como armador de juego y como vocero siga apoyando las políticas del campo democrático. Creo que esto pudiera extenderse por lo menos hasta el primer semestre de 2016”, se traza como meta Torrealba, quien opina que lo que en estos momentos está en juego no es la continuidad de la revolución chavista, sino la existencia de Venezuela.

- ¿Cómo debe abordar la MUD esta nueva etapa?

- La Unidad debe reinventarse. No es lo mismo unirse para resistir y oponerse que unirse para legislar y gobernar. A la Unidad le hace falta un redimensionamiento que ya se empezó a producir, por eso fue que logramos la victoria. La Unidad se ha ido transformando en el camino. Hace dos años le preguntabas a cualquier vocero qué era la Unidad y te respondía “somos un espacio de articulación, somos un punto de encuentro”. En plena crisis política no hacía falta un espacio de articulación sino una dirección política del campo democrático y fuimos avanzando hacia eso. Logramos definir un espacio de dirección colectiva que luego se transformó en comando de campaña y que logró la victoria del 6 de diciembre. Ese proceso de reinvención de la oposición está en marcha, y pienso que se debe acentuar porque la naturaleza y profundidad de la crisis que enfrentamos se ha agravado considerablemente en cosa de semanas.

- La crisis del proyecto nacional.

- Veníamos alertando acerca de la posibilidad de que en Venezuela se presentara algo similar a una crisis humanitaria, señalando los escasos inventarios de alimentos y medicinas, el colapso de los servicios públicos, y una cosa brutal que es que el desplome de los mecanismos de sostenimiento económico del venezolano ha transformado el tradicional tema de la inseguridad en una criatura extraña y terrible. Antes el tema de los transgresores de la ley era un asunto de los inadaptados, ahora se trata de que la sociedad venezolana está en una suerte de todos contra todos por la sobrevivencia. Hay gente que está siendo asesinada por una bolsa de comida. Todo eso era una tragedia, que ahora se encuentra en un marco mucho peor.

Estamos inventariando dos nuevos datos. El hecho de que la Reserva Federal de Estados Unidos ha elevado el costo del dinero. El Estado venezolano viene de administrar un millón de millones de dólares de la renta petrolera y al final de la fiesta, no tenemos ahorros pero sí tenemos deudas en dólares que ahora serán más caras. Y eso ocurre al mismo tiempo en que nuestro ingreso petrolero cae nuevamente y el presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Eulogio del Pino, menciona la palabra “catástrofe” para describir lo que podría ser un escenario muy probable en el primer trimestre de 2016. Todo esto sin mencionar que los acuerdos de París (Cumbre sobre el Cambio Climático) ubican que esa situación que Del Pino clasifica de catástrofe no es un hecho puntual sino una tendencia que podría cubrir los próximos 15 años. Es decir, 200 países en el mundo se pusieron de acuerdo para reducir drásticamente el consumo de petróleo y de carbón y decidieron invertir 100 mil millones de dólares para promover energías alternativas. No se trata de una coyuntura cruel, se trata de que la dinámica del mundo va en una dirección contraria a los intereses de un país que hoy vive única y exclusivamente del petróleo porque todas las demás exportaciones este Gobierno las acabó al destruir nuestro aparato productivo. Nos enfrentamos a la posibilidad de un cambio civilizatorio del paradigma energético de la humanidad.

- ¿Y qué debe hacer Venezuela para enfrentar ese panorama?

- Tenemos una situación muy dura, frente a la cual no cabe echarse a llorar. Venezuela tiene posibilidades de transformar esta crisis en una oportunidad muy importante para redefinir su proyecto como país y a Venezuela como “marca” en el mundo. Tenemos una renta que siendo menor que en otros años, es una renta muy importante que ya quisieran muchos otros países tener para motorizar proyectos de desarrollo. Además, tenemos apenas 30 millones de habitantes y un territorio lleno de recursos susceptibles de transformarse en riqueza si a eso se aplica trabajo y tecnología. Tenemos cómo resolver esto de manera creativa y eficiente, pero eso depende de dos cosas: 1) Que tengamos la capacidad de entender que estamos frente a un paradigma completamente nuevo. Son generaciones enteras de venezolanos que tienen una suerte de pecado original en el alma, aquel editorial de Uslar Pietri de que tenemos que sembrar el petróleo, y resulta que el petróleo no lo sembramos sino que lo rumbeamos. Pues bien, ahora resulta que ni siquiera te lo vas a poder rumbear porque hay un nuevo paradigma energético en el mundo; y 2) convocar al país, a todo el país, para la redefinición del proyecto nacional. Eso es vital hacerlo y quien puede hacerlo es el Gobierno, que es la expresión política del Estado.

- ¿El Gobierno del presidente Nicolás Maduro tiene esa capacidad?

- Tenemos un Gobierno que no es capaz de convocar ni a sus propios simpatizantes. Todo esto nos lleva a una constatación: la crisis de 2016 no se resuelve a partir de definir o no la estabilidad de un Gobierno, aquí lo que está en juego es la viabilidad del país en el corto y mediano plazo. Por eso suenan tremendamente irresponsables los discursos que puedes ubicar en el oficialismo. Yo comprendo el estado de confusión que hay en el oficialismo frente a lo ocurrido el 6 de diciembre, el impacto fue muy duro, rodaron todos los liderazgos regionales y nacionales del oficialismo, pero lo grave es que las primeras reacciones que allí se producen están atrozmente desvinculadas de la realidad.

Un Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional) jugando a que todo implosione porque para él lo único importante era su permanencia en el cargo y, entonces, no le importa que el país colapse, como aquella dinámica de Hitler de que si él perdía la guerra, que el mundo también se acabara. El tema de Jorge Rodríguez, una persona triplemente derrotada como dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), jefe del comando de campaña y alcalde de Caracas, que en vez de decir que el comando no estuvo a la altura y asumir la responsabilidad, desarrolla un discurso escatológico. El señor Maduro sabe que aunque la víctima es Diosdado, el repudiado es él. Nadie quiso votar por los candidatos de Maduro, nadie quiso creer en la tesis de Maduro de la guerra económica, nadie creyó el cuento de que es hijo de Chávez. Mientras tienen ese discurso ampuloso y violento, está en marcha una crisis que no solamente se puede llevar por delante al Gobierno, sino que puede acabar con el país. Esa es la responsabilidad que tenemos en este momento.

-   En ese escenario, el reto de la oposición es aún mayor.

El tema de fondo es cómo nosotros desde esta nueva responsabilidad que tenemos, por ser la primera fuerza política del país, hacemos esa convocatoria que el Gobierno no tiene capacidad de hacer. Hacemos esa convocatoria incluso a los sectores del Gobierno que ya empiezan a insinuarse. Tengo la certeza de que en semanas o meses verás a elementos dentro del ámbito del oficialismo que van a comprender la naturaleza y profundidad del problema que tenemos por delante. Lo que no tengo claro es si tendremos esas semanas o meses, de allí nuestra preocupación y por eso lo intenso de nuestro trabajo.

- ¿La resolución de la crisis venezolana pasa por la salida inmediata de Maduro? Fuerzas de la Unidad proponen abordar ese debate lo antes posible.

Sobre el tema “Maduro sí, Maduro no”, yo le quito todo dramatismo a ese punto. Donde hay drama no hay lucidez. A finales de agosto, cuando planteamos cuál sería nuestra agenda para el primer semestre de 2016, dijimos que nuestro foco estará en la amnistía y la reconciliación nacional, y luego en la construcción de soluciones eficientes al drama económico y social. Si el Gobierno obstaculiza o sabotea ese proceso de construcción de soluciones, evidentemente tendremos que hacer uso de las herramientas que plantea la Constitución para resolver un conflicto de esa naturaleza. Esas herramientas son claras: la enmienda, la reforma constitucional para acortar el periodo, el referendo revocatorio o la Asamblea Constituyente.

Pero, repito, eso es lo que planteamos en agosto. De agosto para acá esto se ha intensificado tanto que no dudamos de que en un lapso más bien breve tengamos voces dentro del oficialismo que estén planteando la necesidad de hacer frente a lo que se nos viene encima con una redefinición política, que le permita al país efectivamente hacer esa convocatoria que necesitamos. Eso sería todo lo contrario a lo que está pasando hoy. Te pongo dos ejemplos: En Catia buscaron hacer un operativo de venta de alimentos, pero intentaron condenar a algunos vecinos a no comprar porque ellos habían votado por la oposición. Por supuesto, el conflicto que hubo allí fue de marca mayor. Luego, en el sector Simón Rodríguez pretendieron hacer dos colas, una para oficialistas y otra para opositores, y al final hubo una sola después de que la gente demostró tener más sentido común que el Gobierno. Cuando necesitamos tremendamente de una unidad nacional redefinida frente a esta crisis, lo que queda del Gobierno está pretendiendo mantener la división de la sociedad y a hasta a los propios oficialistas los divide entre leales y traidores. Un Gobierno que se maneja de esa manera no tiene ninguna posibilidad de éxito en una convocatoria como la que hay que hacer.

-  Entonces, ¿cuál es la salida?

- Creo que debe ocurrir algo parecido a lo que pasó el 6 de diciembre. El 6 de diciembre terminó en paz porque hubo tres actores que actuaron de manera coincidente: el civismo del pueblo venezolano, el compromiso constitucional de la Fuerza Armada Nacional (FAN) y la vigilancia de la comunidad internacional. Esos mismos tres factores van a operar sobre el 5 de enero para que esa fecha sea una extensión del 6 de diciembre. Pero más allá del 5 de enero, viene un nuevo proceso donde los actores políticos y sociales tendrán que reencontrarse con la política.

La política es la palanca para solventar diferencias, construir objetivos comunes y avanzar de manera sistemática hacia el logro de ellos. Tenemos 17 años sin política, lo que hemos tenido es un bullying elevado a la condición de política de Estado. Eso demostró que es absolutamente inservible. Y ahora que nos estamos jugando la supervivencia como país, pues menos que menos. Soy cautelosamente optimista, creo que aquellos elementos que piensan que no importa que el país se incinere con tal de que ellos reinen sobre las cenizas, seguirán siendo abandonados hasta por sus propios seguidores más cercanos. Creo que nadie los acompañará en ese proceso y por eso es que hoy ves que hay dos caminos entre el 6 de diciembre y el 5 de enero. En un camino está la mayoría del país, que ha experimentado básicamente una sensación de alivio, y en el otro hay un sector muy pequeño que está experimentado el reconcomio, la vendetta, la revancha y el despecho. Tú ves a este trío lamentable (Maduro, Cabello y Rodríguez) articulando un discurso que no sigue absolutamente más nadie.

- ¿Cómo evitar que las diferencias internas y los proyectos individuales terminen por descarrilar a la Unidad?

-  Los éxitos que hemos obtenido se deben a la conjunción de dos fuerzas fundamentales. En primer lugar, la presión que ha hecho la ciudadanía. Tan consistente fue la ciudadanía en esa demanda que el 6 de diciembre no solo fue evidente la derrota completa del oficialismo, sino como el pueblo le pasó por encima a todo aquel que pensó que su ego era más importante que la Unidad. Todo aquel que se atrevió a poner por encima del interés unitario sus particulares demandas, por justas que fueran, terminó arrasado por la gente.

Por otro lado, un nivel importante y cada vez más asertivo de madurez en las decisiones políticas. Los partidos asumieron que las primarias arrojaron un nuevo mapa que ubicó a cuatro fuerzas de ámbito nacional –Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo- con la responsabilidad de incorporar a los demás y de armar juego. Eso nos transforma en un espacio de dirección política y eso es un ejercicio de madurez. Los partidos políticos tienen que entender que siguen estando en estado de necesidad, que el pueblo les sigue exigiendo unidad y que todo aquel que se desmarque de eso será pulverizado por la opinión pública.

Este proceso de construcción de madurez por parte de las direcciones políticas tiene que intensificarse y tiene que hacerse más rápido y expedito. Todas nuestras decisiones hasta el 6 de diciembre estaban siendo facilitadas por un aliado muy importante: Nicolás Maduro. Era ponerse de acuerdo para defendernos de sus abusos y trabajar en construir la alternativa a ese estado de cosas. Todas las decisiones nos condujeron al éxito, pero tenemos que asumir con humildad que eran comparativamente más sencillas que lo que viene ahora. Ahora no se trata de “oponerse a”, sino de proponerle al país un camino que lo haga viable. Esta dirección política tiene que dar un salto cuántico en su capacidad de liderazgo hacia el país y de conducción hacia lo interno.