Jesús Torrealba resta dramatismo al debate "Maduro sí, Maduro no". (Foto tomada de Descifrado.com) |
“Chúo” sigue.
Antes del 6 de diciembre, Jesús Torrealba declaró que tras las elecciones
parlamentarias abandonaría la secretaría ejecutiva de la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) para retomar sus tareas y proyectos como comunicador popular.
Sin embargo, ahora el fundador de “Radar de los Barrios” se da un nuevo plazo y
confirma que se mantendrá al frente de la coalición opositora para encarar una
etapa que –presume – puede ser una de las más críticas en la historia de la
República.
“Estaré al
servicio de la Unidad el tiempo que la Unidad considere que sea pertinente y
útil que yo como armador de juego y como vocero siga apoyando las políticas del
campo democrático. Creo que esto pudiera extenderse por lo menos hasta el
primer semestre de 2016”, se traza como meta Torrealba, quien opina que lo que
en estos momentos está en juego no es la continuidad de la revolución chavista,
sino la existencia de Venezuela.
- ¿Cómo debe
abordar la MUD esta nueva etapa?
- La Unidad debe
reinventarse. No es lo mismo unirse para resistir y oponerse que unirse para
legislar y gobernar. A la Unidad le hace falta un redimensionamiento que ya se
empezó a producir, por eso fue que logramos la victoria. La Unidad se ha ido
transformando en el camino. Hace dos años le preguntabas a cualquier vocero qué
era la Unidad y te respondía “somos un espacio de articulación, somos un punto
de encuentro”. En plena crisis política no hacía falta un espacio de
articulación sino una dirección política del campo democrático y fuimos
avanzando hacia eso. Logramos definir un espacio de dirección colectiva que
luego se transformó en comando de campaña y que logró la victoria del 6 de
diciembre. Ese proceso de reinvención de la oposición está en marcha, y pienso
que se debe acentuar porque la naturaleza y profundidad de la crisis que
enfrentamos se ha agravado considerablemente en cosa de semanas.
- La crisis del
proyecto nacional.
- Veníamos
alertando acerca de la posibilidad de que en Venezuela se presentara algo
similar a una crisis humanitaria, señalando los escasos inventarios de
alimentos y medicinas, el colapso de los servicios públicos, y una cosa brutal
que es que el desplome de los mecanismos de sostenimiento económico del
venezolano ha transformado el tradicional tema de la inseguridad en una
criatura extraña y terrible. Antes el tema de los transgresores de la ley era
un asunto de los inadaptados, ahora se trata de que la sociedad venezolana está
en una suerte de todos contra todos por la sobrevivencia. Hay gente que está
siendo asesinada por una bolsa de comida. Todo eso era una tragedia, que ahora
se encuentra en un marco mucho peor.
Estamos
inventariando dos nuevos datos. El hecho de que la Reserva Federal de Estados
Unidos ha elevado el costo del dinero. El Estado venezolano viene de
administrar un millón de millones de dólares de la renta petrolera y al final
de la fiesta, no tenemos ahorros pero sí tenemos deudas en dólares que ahora
serán más caras. Y eso ocurre al mismo tiempo en que nuestro ingreso petrolero
cae nuevamente y el presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Eulogio del
Pino, menciona la palabra “catástrofe” para describir lo que podría ser un
escenario muy probable en el primer trimestre de 2016. Todo esto sin mencionar
que los acuerdos de París (Cumbre sobre el Cambio Climático) ubican que esa
situación que Del Pino clasifica de catástrofe no es un hecho puntual sino una
tendencia que podría cubrir los próximos 15 años. Es decir, 200 países en el
mundo se pusieron de acuerdo para reducir drásticamente el consumo de petróleo
y de carbón y decidieron invertir 100 mil millones de dólares para promover
energías alternativas. No se trata de una coyuntura cruel, se trata de que la
dinámica del mundo va en una dirección contraria a los intereses de un país que
hoy vive única y exclusivamente del petróleo porque todas las demás
exportaciones este Gobierno las acabó al destruir nuestro aparato productivo.
Nos enfrentamos a la posibilidad de un cambio civilizatorio del paradigma
energético de la humanidad.
- ¿Y qué debe hacer
Venezuela para enfrentar ese panorama?
- Tenemos una
situación muy dura, frente a la cual no cabe echarse a llorar. Venezuela tiene
posibilidades de transformar esta crisis en una oportunidad muy importante para
redefinir su proyecto como país y a Venezuela como “marca” en el mundo. Tenemos
una renta que siendo menor que en otros años, es una renta muy importante que
ya quisieran muchos otros países tener para motorizar proyectos de desarrollo.
Además, tenemos apenas 30 millones de habitantes y un territorio lleno de
recursos susceptibles de transformarse en riqueza si a eso se aplica trabajo y
tecnología. Tenemos cómo resolver esto de manera creativa y eficiente, pero eso
depende de dos cosas: 1) Que tengamos la capacidad de entender que estamos
frente a un paradigma completamente nuevo. Son generaciones enteras de
venezolanos que tienen una suerte de pecado original en el alma, aquel
editorial de Uslar Pietri de que tenemos que sembrar el petróleo, y resulta que
el petróleo no lo sembramos sino que lo rumbeamos. Pues bien, ahora resulta que
ni siquiera te lo vas a poder rumbear porque hay un nuevo paradigma energético
en el mundo; y 2) convocar al país, a todo el país, para la redefinición del
proyecto nacional. Eso es vital hacerlo y quien puede hacerlo es el Gobierno,
que es la expresión política del Estado.
- ¿El Gobierno del
presidente Nicolás Maduro tiene esa capacidad?
- Tenemos un
Gobierno que no es capaz de convocar ni a sus propios simpatizantes. Todo esto
nos lleva a una constatación: la crisis de 2016 no se resuelve a partir de
definir o no la estabilidad de un Gobierno, aquí lo que está en juego es la
viabilidad del país en el corto y mediano plazo. Por eso suenan tremendamente
irresponsables los discursos que puedes ubicar en el oficialismo. Yo comprendo
el estado de confusión que hay en el oficialismo frente a lo ocurrido el 6 de
diciembre, el impacto fue muy duro, rodaron todos los liderazgos regionales y
nacionales del oficialismo, pero lo grave es que las primeras reacciones que
allí se producen están atrozmente desvinculadas de la realidad.
Un Diosdado Cabello (presidente de la
Asamblea Nacional) jugando a que todo implosione porque para él lo único
importante era su permanencia en el cargo y, entonces, no le importa que el
país colapse, como aquella dinámica de Hitler de que si él perdía la guerra,
que el mundo también se acabara. El tema de Jorge Rodríguez, una persona
triplemente derrotada como dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV), jefe del comando de campaña y alcalde de Caracas, que en vez de decir
que el comando no estuvo a la altura y asumir la responsabilidad, desarrolla un
discurso escatológico. El señor Maduro sabe que aunque la víctima es Diosdado,
el repudiado es él. Nadie quiso votar por los candidatos de Maduro, nadie quiso
creer en la tesis de Maduro de la guerra económica, nadie creyó el cuento de
que es hijo de Chávez. Mientras tienen ese discurso ampuloso y violento, está
en marcha una crisis que no solamente se puede llevar por delante al Gobierno,
sino que puede acabar con el país. Esa es la responsabilidad que tenemos en
este momento.
- En ese escenario, el reto de la oposición
es aún mayor.
- El tema de fondo es cómo nosotros desde esta
nueva responsabilidad que tenemos, por ser la primera fuerza política del país,
hacemos esa convocatoria que el Gobierno no tiene capacidad de hacer. Hacemos
esa convocatoria incluso a los sectores del Gobierno que ya empiezan a
insinuarse. Tengo la certeza de que en semanas o meses verás a elementos dentro
del ámbito del oficialismo que van a comprender la naturaleza y profundidad del
problema que tenemos por delante. Lo que no tengo claro es si tendremos esas
semanas o meses, de allí nuestra preocupación y por eso lo intenso de nuestro
trabajo.
- ¿La resolución de la crisis venezolana pasa
por la salida inmediata de Maduro? Fuerzas de la Unidad proponen abordar ese
debate lo antes posible.
- Sobre el tema “Maduro sí, Maduro no”, yo le
quito todo dramatismo a ese punto. Donde hay drama no hay lucidez. A finales de
agosto, cuando planteamos cuál sería nuestra agenda para el primer semestre de
2016, dijimos que nuestro foco estará en la amnistía y la reconciliación
nacional, y luego en la construcción de soluciones eficientes al drama
económico y social. Si el Gobierno obstaculiza o sabotea ese proceso de
construcción de soluciones, evidentemente tendremos que hacer uso de las
herramientas que plantea la Constitución para resolver un conflicto de esa
naturaleza. Esas herramientas son claras: la enmienda, la reforma constitucional
para acortar el periodo, el referendo revocatorio o la Asamblea Constituyente.
Pero, repito,
eso es lo que planteamos en agosto. De agosto para acá esto se ha intensificado
tanto que no dudamos de que en un lapso más bien breve tengamos voces dentro
del oficialismo que estén planteando la necesidad de hacer frente a lo que se
nos viene encima con una redefinición política, que le permita al país
efectivamente hacer esa convocatoria que necesitamos. Eso sería todo lo
contrario a lo que está pasando hoy. Te pongo dos ejemplos: En Catia buscaron
hacer un operativo de venta de alimentos, pero intentaron condenar a algunos
vecinos a no comprar porque ellos habían votado por la oposición. Por supuesto,
el conflicto que hubo allí fue de marca mayor. Luego, en el sector Simón
Rodríguez pretendieron hacer dos colas, una para oficialistas y otra para
opositores, y al final hubo una sola después de que la gente demostró tener más
sentido común que el Gobierno. Cuando necesitamos tremendamente de una unidad
nacional redefinida frente a esta crisis, lo que queda del Gobierno está
pretendiendo mantener la división de la sociedad y a hasta a los propios
oficialistas los divide entre leales y traidores. Un Gobierno que se maneja de
esa manera no tiene ninguna posibilidad de éxito en una convocatoria como la
que hay que hacer.
- Entonces, ¿cuál es la salida?
- Creo que debe ocurrir algo parecido a lo
que pasó el 6 de diciembre. El 6 de diciembre terminó en paz porque hubo tres
actores que actuaron de manera coincidente: el civismo del pueblo venezolano,
el compromiso constitucional de la Fuerza Armada Nacional (FAN) y la vigilancia
de la comunidad internacional. Esos mismos tres factores van a operar sobre el
5 de enero para que esa fecha sea una extensión del 6 de diciembre. Pero más
allá del 5 de enero, viene un nuevo proceso donde los actores políticos y
sociales tendrán que reencontrarse con la política.
La política es
la palanca para solventar diferencias, construir objetivos comunes y avanzar de
manera sistemática hacia el logro de ellos. Tenemos 17 años sin política, lo
que hemos tenido es un bullying elevado a la condición de política de Estado.
Eso demostró que es absolutamente inservible. Y ahora que nos estamos jugando
la supervivencia como país, pues menos que menos. Soy cautelosamente optimista,
creo que aquellos elementos que piensan que no importa que el país se incinere
con tal de que ellos reinen sobre las cenizas, seguirán siendo abandonados
hasta por sus propios seguidores más cercanos. Creo que nadie los acompañará en
ese proceso y por eso es que hoy ves que hay dos caminos entre el 6 de
diciembre y el 5 de enero. En un camino está la mayoría del país, que ha
experimentado básicamente una sensación de alivio, y en el otro hay un sector
muy pequeño que está experimentado el reconcomio, la vendetta, la revancha y el
despecho. Tú ves a este trío lamentable (Maduro, Cabello y Rodríguez)
articulando un discurso que no sigue absolutamente más nadie.
- ¿Cómo evitar que las diferencias internas y
los proyectos individuales terminen por descarrilar a la Unidad?
- Los éxitos que hemos obtenido se deben a la
conjunción de dos fuerzas fundamentales. En primer lugar, la presión que ha
hecho la ciudadanía. Tan consistente fue la ciudadanía en esa demanda que el 6
de diciembre no solo fue evidente la derrota completa del oficialismo, sino
como el pueblo le pasó por encima a todo aquel que pensó que su ego era más
importante que la Unidad. Todo aquel que se atrevió a poner por encima del
interés unitario sus particulares demandas, por justas que fueran, terminó
arrasado por la gente.
Por otro lado,
un nivel importante y cada vez más asertivo de madurez en las decisiones
políticas. Los partidos asumieron que las primarias arrojaron un nuevo mapa que
ubicó a cuatro fuerzas de ámbito nacional –Voluntad Popular, Primero Justicia,
Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo- con la responsabilidad de incorporar a
los demás y de armar juego. Eso nos transforma en un espacio de dirección
política y eso es un ejercicio de madurez. Los partidos políticos tienen que
entender que siguen estando en estado de necesidad, que el pueblo les sigue
exigiendo unidad y que todo aquel que se desmarque de eso será pulverizado por
la opinión pública.
Este proceso de
construcción de madurez por parte de las direcciones políticas tiene que
intensificarse y tiene que hacerse más rápido y expedito. Todas nuestras
decisiones hasta el 6 de diciembre estaban siendo facilitadas por un aliado muy
importante: Nicolás Maduro. Era ponerse de acuerdo para defendernos de sus
abusos y trabajar en construir la alternativa a ese estado de cosas. Todas las
decisiones nos condujeron al éxito, pero tenemos que asumir con humildad que
eran comparativamente más sencillas que lo que viene ahora. Ahora no se trata
de “oponerse a”, sino de proponerle al país un camino que lo haga viable. Esta
dirección política tiene que dar un salto cuántico en su capacidad de liderazgo
hacia el país y de conducción hacia lo interno.
¡EXCELENTE ANÁLISIS..! POR ESO NO DEBE EXTRAÑAR QUE UN HOMBRE PENSANTE Y ACTUANTE COMO JESÚS (CHUO) TORREALBA HAYA LOGRADO UNA UNIDAD MONOLÍTICA QUE OCASIONÓ LA CONFIANZA DE LOS ELECTORES Y EL APOYO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS.¡ES INEXORABLE LA CAÍDA DEL "SOCIALISMO DEL SIGLO XXI"; PORQUE DEMOSTRÓ QUE ES UN PROYECTO POLÍTICO ANACRÓNICO Y DEGRADANTE QUE HA FRACASADO EN TODO EL MUNDO.COMO DIJO SABIAMENTE CHURCHILL: "EL SOCIALISMO ES LA REPARTICIÓN EQUITATIVA DE LA MISERIA" Y YO LE AGREGARÍA: PARA LOS PENDEJOS, PORQUE LOS JERARCAS HAN DEPREDADO BESTIALMENTE EL PAÍS DE MANERA INCLEMENTE Y SISTEMÁTICA..!
ResponderEliminarEso es correcto. De acuerdo
EliminarEso es correcto. De acuerdo
EliminarExcelente, mejor se daña, en oración para que los venezolanos entiendan que en la unidad está la fuerza y que sean de ejemplo para los demás países en el hemisferio que cayeron en ese nefasto populismo.
ResponderEliminarMe asombra la velocidad de desarrollo del pensamiento de Chuo Torrealba. Él siempre ha sido muy ecuánime y muy lúcido, pero esto es cosa de otro mundo. Es un estratega y un estadista, ademas de un excelente comunicador.
ResponderEliminarGracias Chúo !! ojalá sepamos conservar lo que hemos logrado.
ResponderEliminarSencillamente: ¡excelente!
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